En un intento de encontrar algo de luz y atraerla hacia mi vida, me puse a leer sobre la gripe española de 1918. Fue la primera pandemia global y mató a entre 50 y 100 millones de personas, pero su rastro en los libros de historia quedó oculto bajo la sombra de la Gran Guerra.

El conocimiento es poder, y tener algo de ese poder en estos momentos nos devuelve la sensación de control que perdimos cuando llegó el virus. Al menos, ese es el efecto que tuvo en mí la lectura de este libro.

El libro que he leído se titula El jinete pálido: 1918: La epidemia que cambió el mundo, y fue escrito por Laura Spinney en 2018. Recomiendo la lectura del mismo ya que contiene una cantidad ingente de información e historias interesantes, y el trabajo periodístico es brutal. Ahora voy a presentar una lista con los 9 conceptos que pude sacar en claro:

  1. No podían ver lo que les atacaba. Estaba inventado el microscopio óptico, pero este solo podía ver organismos del tamaño de las bacterias. Consideraban que estos eran los organismos más pequeños que existían, y trataron sin éxito de atribuir la pandemia a uno de estos. La gente quería creer, y había estudios que parecían confirmar que habían encontrado la bacteria causante de la gripe, pero la realidad siempre se acaba imponiendo. Hasta la invención del microscopio electrónico no se pudo observar la existencia de los virus, organismos veinte veces más pequeños que las bacterias. Por lo tanto, estaban a ciegas, luchando contra un ser desconocido. Esto dio pie al resurgimiento de todo tipo de medicinas alternativas, que en esa época todavía tenían gran prevalencia entre la población. Curanderos, místicos, magos y todo tipo de fantasiosos salieron al rescate ante la indecisión e ineficacia de los médicos científicos.
  2. No había certeza sobre cómo se contagiaba el virus. Esto generaba una falta de consenso total sobre las medidas necesarias para para la expansión del mismo. Además, las autoridades locales, aunque quisieran instaurar confinamientos y medidas sanitarias, se encontraban con una población escéptica que se negaba a ese tipo de ataques contra la libertad, para los que no encontraban más razón que la de querer subyugar y controlar a la población.
  3. No había organismos internacionales de ningún tipo que pudieran coordinar la respuesta. En muchos casos estas estructuras tampoco existían a nivel nacional, por lo que la población se encontraba completamente desnuda y perdida contra una gripe mortal que diezmaba la población.
  4. La higiene en las ciudades de la época era muy mala. La gente estaba hacinada en casas donde no había ni costumbres ni medios para impulsar la salud de los individuos. Vivían sin duchas y las letrinas estaban lejos. Esto, junto con sus hábitos alimenticios llenos de deficiencias, hacía que tuvieran otras enfermedades y que la velocidad de contagio fuera muy rápida, y su impacto sobre las personas era muy virulento.
  5. Se ocultó el virus durante meses, debido a la guerra. Los medios españoles fueron los primeros en hablar de ello porque los países europeos y estados unidos estaban en guerra. En esa época, eso significaba que el discurso estaba totalmente manipulado por el gobierno, y de ahí el rechazo a hablar del virus. Cuando salió a la luz, la cosa no mejoró, el discurso científico todavía no estaba bien establecido por lo que los médicos no tenían la autoridad intelectual que poseen ahora, y la información era contradictoria y caótica. La sensación de caos era real, cómo si todo fuera a colapsar y nadie fuera capaz de tomar las riendas de un país consumido por la tos.
  6. No había protección social ni medios médicos suficientes. La gente iba a los hospitales a morir. El sistema de seguridad actual no existía en absoluto hace cien años, y la mayoría de la gente no podía recibir los cuidados necesarios y moría en su casa o en la cama de un hospital infestado de otros enfermos.
  7. Hubo varias oleadas de gripe. Hasta tres han sido identificadas de forma general. La segunda, en otoño de 1918, fue la peor. Sin embargo, el virus afectó de forma desigual a las distintas partes del mundo, diezmando unas poblaciones y dejando casi intactas a otras. Las razones no están claras. Es especialmente tétrica la historia de las tribus del norte del continente americano. Sus poblaciones nunca se recuperaron de aquella epidemia. Estaban aislados de la sociedad, pero un convoy de investigadores la trajo consigo, destruyendo por completo su cultura y su forma de vida para siempre.
  8. Sin querer juzgar esto como bueno o malo, la gripe afectaba con mucha mayor virulencia a la gente sana, de entre veinte y cuarenta años. Que cada uno piense lo que quiera. La razón sigue siendo un misterio. Una de las líneas más interesantes expuestas por Laura es que el virus causaba la mayor respuesta inmunológica del cuerpo en la gente joven con mejor salud. Era esta respuesta exagerada del cuerpo para defenderse lo que mataba a los más jóvenes.
  9. El virus se contagiaba por el aire, y la víctima mostraba los primeros síntomas muy rápido, a veces incluso en menos de un día. En este sentido, nuestro virus es mucho peor, ya que un virus que tarda tan poco en incubar habría sido mucho más asequible para los medios actuales. Sin embargo, aun así ellos no consiguieron contenerlo, debido a todos los problemas que he expuesto antes.

Conclusión

El sufrimiento es relativo y para nosotros esta pandemia está siendo la peor que experimentaremos en nuestras vidas, pero es un hecho objetivo la suerte que tenemos de estar pasando por este momento en europa y en 2020. Las herramientas, los conocimientos, la información o la coordinación que tenemos son imperfectas y siguen mostrando fallos y brechas, pero son mucho mejores que las disponía la población en 1918.

Creo que uno puede quejarse mejor si en esa queja existe al mismo tiempo el aprecio por la situación tan privilegiada que vivimos. Si la persona es consciente del lugar temporal y espacial que ocupa, comprende mejor y se comunica mejor, teniendo así más oportunidades de ser escuchada.

Además, saber cómo otros lidiaron con la pandemia tiene el potencial de enseñarnos a nosotros a lidiar con ella, bien copiando o bien evitando los actos y actitudes que ayudaron a nuestros antepasados a superar un evento tan apocalíptico.

Somos el producto de nuestra época y nuestras mentes, nuestros escritos y nuestro pasado quedará marcado por esta pandemia. Pero seguimos viviendo en el presente y, dependiendo de cómo entendamos nuestro lugar en el mundo aquí y ahora, actuaremos de una forma o de otra.

Verdadera conclusión

El conocimiento es poder, y tener algo de ese poder en estos momentos nos devuelve la sensación de control que perdimos cuando llegó el virus. Al menos, ese es el efecto que tuvo en mí la lectura de este libro.

Daniel Alonso Viña
17.11.2020